domingo, 18 de enero de 2009

¿Dónde está mi Sonic?



Me crié jugando a una Master System 2, no puedo negar mis raices. Siempre que veo algo relacionado con Sega, me veo obligado a cuanto menos, echarle un ojo.

Hace ya muchos años que no tengo la posibilidad de probar un juego decente de Sonic, quitando un par de excepciones como Sonic Rush DS, y el Sonic Adventure de Dreamcast, casi tendría que remontarme a la época de Megadrive para encontrarme con el Sonic que de verdad nos gusta.

Señores de Sega, un erizo azul no rescata princesas. Sonic busca Chaos Emeralds y recorre niveles a toda velocidad machacando robots de diversas formas, colores y tamaños. ¿Por qué prostituir de esta manera a uno de los personajes más carismáticos de la historia del videojuego?

Nunca he sido partidario de utilizar a un personaje como comodín, y a pesar de que hay algunos que se prestan a ello (o estamos acostumbrados a verlos haciendo de todo) Sonic no es de esos. Para mí siempre ha sido un personaje de los que podemos llamar serios, y aunque se le hubiera permitido algún que otro cameo, como por ejemplo el de Snake en Smash Bross, no debería pasar de ahí.

Como si no fuera bastante humillante tener que verle corriendo al lado de Mario, o mejor dicho, en un juego de Mario (no olvidemos que el título en cuestión se llama Mario & Sonic en los juegos olímpicos), también tengo que soportar que le transformen en una especie de lobo, y que en el próximo juego, lleve una espada y rescate princesas humanas en el medievo. Confío al menos en que en uno de estos pseudos juegos de Sonic la jugabilidad esté a la altura, porque hasta el día de hoy no se ha dado el caso.

A pesar de todo y como he dicho antes, llevo a Sega en el corazón, y confío en que algún día pueda escribir otra entrada diciendo todo lo contrario de lo que digo aquí.

Pero hasta entonces, no me queda más remedio que decir: señores de Sega, ¿dónde está mi Sonic?

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