viernes, 4 de octubre de 2013

GTA y los niños, o lo que antes eran niños.


Este artículo plasma mi opinión, no esperéis encontrar correción gramática ni palabras rebuscadas, esta vez voy a ir a lo fácil, a lo cotidiano. Que le den a las buenas maneras. Aquí hay algo de ira, de juicios hacia personas sin juicio. El ejemplo es con GTA, que es la saga que más éxito tiene en este ámbito de la polémica infantil. Dejo claro desde el momento mi amor por esta saga, por su argumento, sus personajes y todo lo que ella conlleva. No os llevéis a engaño, no es una crítica al juego.

O el día en el que haces una visita a una famosa tienda de videojuegos. Cambio de turno y hay cola. Mientras escarbas como el ávido coleccionista que eres en las cestas de seminuevos buscando una excusa para gastarte esos 10 € que te rondan la cartera, observas una tras de otra las carátulas de todos esos juegos que ya tienes.

Y al final de la cola, una madre, de familia acomodada y acompañada por sus dos hijos, una niña de unos 14 y un chaval de unos 9 o 10. Mientras hacen cola le pregunta a su hijo porqué su juego vale 65€ mientras que ese de la cesta vale 25€ y es lo mismo. Mi instinto cotilla me domina y salgo de mi innopia para prestarles algo de atención. El juego que la madre señala no es otro que GTA IV, mientras que su hijo, bastante más entendido que ella, que es una IGNORANTE(sí, lo es si sólo hubiera leído la carátula ya sabría que no es lo mismo) le informa de que ese juego es anterior al que él quiere, mientras le muestra exigente la carátula del que casi es su nuevo juego, GTA V.

Levanto la vista y les observo bien. Yo, que soy un ferviente defensor de todo lo que huele a videojuego, me pienso el ir y decirle, con mis mejores modales, “perdone, ¿sabe usted lo que está comprando a su hijo? ¿Sabe que en este juego se pueden contratar prostitutas para después atropellarlas, traficar con drogas, y trapichear en la bolsa?

Creo que con eso bastaría para arruinarle la tarde al chaval, pero me doy cuenta de que a esa madre, se la trae floja la educación de sus hijos. Ya es tarde, pienso, pues si ese crío ya ha disfrutado de las bondades de GTA IV, sabrá de sobra como se contrata a una prostituta. No puedo hacer nada, más que acechar inútilmente con la peor de mis miradas a esa madre, que no tiene tiempo para sentarse con su hijo para ver en qué coño invierte su tiempo. Una madre que sólo se preocupa por el precio del juego que va a comprar, y no de qué contiene, pues total, para ella no es más que un juego para la maquinita que entretiene a su hijo para que ella no tenga que prestarle atención. Eso sí, seguro que luego se preocupa por cuantas horas pasa el niño jugando, claro.

Y aquí viene la polémica. ¿Cuándo está preparado un muchacho o muchacha para ver ciertas cosas? Parece que con el cine lo tenemos claro. ¿Sabrá ese chaval diferenciar bien lo que pasa ahí, esa experiencia que le tiene a él como protagonista? ¿Comprenderá todo lo que ve en su juego? No hay de que preocuparse, si no entiende algo se lo preguntará, seguramente, a Google. Pues sus padres estarán muy ocupados.

Mierda. La culpa es de los padres.